« Home | Ay, los teclados franceses »

6/6/6

El dia de la bestia me pilla recorriendo rumbo norte la meseta castellana. Yo que esperaba ver desierto y me encuentro con campos labrados, diversos matices de césped y amapolas. La radio del bus no para de machacarnos con hits españoles de Amaral y Oreja, asi se apoya la industria musical local, aunque resulta un poco majadero. A mi lado una gringa se aisla del mundo con su I-pod, pobrecita maquinita que debe sufrir una seguidilla de Reggaeton, Jennifer Lopez y demases horrores fuera de sitio.

No sé porqué me ha bajado tanta gringofobia aqui, y no se por que a los españoles les gusta tanto USA que no paran de ver sus absurdas peliculas y tienen al cine español siempre al borde del peligro.

Veinte minutos de detencion en Lerma, pequeño pueblo con un puente de piedra y pescadores y libélulas, golondrinas y turistas adultos mayores. Todo bucolico; no extraña tanto europeo venga a jubilarse a este pais, aunque suelen preferir la costa.

Bilbao me da de entrada una buena impresion, ciudad industrial, pero con reciente asesoria estetica. Multitud de carteles amarillos que dicen "no a la autopista" parecieran querer arruinarme la bienvenida, pero no, porque pienso "es que el pueblo vasco es un pueblo de firme conciencia de sus derechos civiles". Conservadores y todo, fueron los españoles de aqui al norte los primeros en legalizar a las parejas gay, hace ya varios años, antes de Zapatero.

Y el Guggenheim de Franz Gehry, qué decir. Alucinante, me pasé ahi tres o cuatro horas, viendo la expo Russia!, que està guau.

O sea, tan cool todo que mejor me callo pa no sacar pica. Amé Bilbao. Y comi rico tambien.

Mi meta era llegar a Francia el dia de la bestia, asi que tome el bus hasta Irun, aunque al final me dijo la azafata colombiana que si iba a Francia mejor me dejaban en Hendaya, por el mismo precio.

En Hendaya, problemas. El ultimo bus a Burdeos ya estaba por partir, y yo sin dinero, con las maletas, pregunte donde habia un banco y me indicaron, pero cache que era lejos asi que me devolvi y compre con lo que tenia un pasaje hasta donde fuese, que resulto ser Bayonne.

Es que en Hendaya no habian buses, inocente yo pensar que mas alla si. Resulta que en Francia para todo es el tren, y el tren resulta caro, rapido pero caro.

Siguiendo las instrucciones de mi billete entre a un compartimento lleno de gente y arroje la mochila y mi persona en la litera 44.
Un anciano conversaba con un negrito, le preguntaba en frances por sus regalos de navidad, eso al menos entendi, y que el negrito y su familia (también en el compartimento) eran de origen granadino, de la isla de Granada. El anciono resulto ser de Leon, iberico, y luego no paro de hablarme a mi, dando la lata pesado con la politica, y sobre los inmigrantes no cualificados, no como el que se fue a Francia cuando joven sabiendo un oficio.

Nos interrumpio una oficial francesa histerica, resulta que mi boleto decia 44 pero no por la cama 44, sino por el vagon 44. Tuve que irme, pero igual ya estabamos llegando a Bayonne.

Bayonne, capital del pais vasco frances. De Bayonne tampoco salia nada mas esa noche, me tuve que buscar un hotelucho, 40 euros me salio la gracia. Grrr, al menos me di un buen par de duchas, y dormi en una cama blandita.

Mi frances y mi sonrisa, pero mas los escasos euros, funcionaron bien en su primer dia.

Igual extrañé a España, mucho. Adonde me he venido a meter, digo yo?