Se desarrolla en Madrid un congreso mundial de sordos, y la ciudad de los españoles gritones se ha convertido en la ciudad de las manos expresivas. Por todos lados se ve a grupos de sordos en animada conversación manual, sordos que intentan conseguir un taxi después de la disco en calle Alcalá a las siete de la mañana, sordas que golpean a la puerta del hotel para que les deje ocupar el baño, y que tras ganar mi consentimiento me besan las manos, siempre las manos.

Concierto de manos en la plaza Vásquez de Mella, una rave de sordos, sin música, pero con mucho ritmo, manos que arrojan brisas de animación, corrillos de sordos que leen signos y ríen risas sordas. El programa del congreso es apabullante: una orquesta de sordos de Uganda, teatro de sordos de Hong Kong, si el asunto este es mundial de a de veras. Y pienso en el perfecto contrapunto de este evento con el orgullo gay, otra minoría abarrota la plaza, pero esta vez en silencio. Y los no sordos caminamos sin atrevernos a decir palabra, curiosos de las historias, de los chistes que se cuentan.

Familia, aprovecho esta oportunidad para disculparme por lo poco que me comunico con ustedes, mi diario acontecer suele ser narrado a Francia y ahora que el internet no me acompaña, ni siquiera el blog les sirve para enterarse como voy.

Algo tendría ya que hacer al respecto. Y es que ya nadie se entera de nada. Sordos o no.

Posted by Barro on Sunday, July 22, 2007 at 5:43 AM | Permalink