27 ventana, 28 pasillo
Son una dieciseis horas entre Paris y Madrid, probablemente el recorrido en bus mas largo que he hecho junto con el Santiago-Puerto Varas de mi viaje de estudios en segundo medio.
Nada mas distinto en todo caso, ese viaje, con el bus lleno de amigos, intercambiandonos cassetes, dibujandole bigotes a los que se quedaban dormidos, cantando canciones. Beastie boys, The Pretenders, Mano negra, Los Fabulosos Cadillacs.
Abandono Paris haciendo un esfuerzo por ser adulto y no quebrarme. Porque lo que ha hecho falta en este blog estos meses me va a hacer falta, al otro lado de los vidrios oscuros me dice adios con la mano y yo siento que ya no soy uno, que soy apenas una fraccion. Me pongo los audiofonos, el bus tiene un par de frecuencias radiales, escucho "Geografia" de La oreja de Van Gogh y luego el ultimo disco completo de Shakira. Sentimentalismo sudamericano que bien viene.
Estoy sentado en el lado izquierdo del bus, en su rive gauche. Asi que no veo los nombres de los sitios por los que pasamos. Breve detencion en Tours, el rio aquel ha de ser el Loira. Es pensando en el viaje que logro abstraerme un poco de lo que dejo atras, eso de lo que me encantaria hablar, pero que he hecho una promesa de no hacerlo, y de momento pienso que es mejor asi, es mejor callar, conservar lejos del mundo profano.
El bus se detiene, todos debemos descender, tenemos 40 minutos para hacer lo que queramos. Todos se van al restaurant rutero, yo no, yo no tengo hambre ni ganas de comer. Yo sigo un camino que me lleva a los campos
Estamos a 6 kilometros de Niort, en Charente, cerca de La Rochelle, rumbo a Burdeos. Y la vista es apabullante, no hay nada mas que campos cultivados en millas y millas alrededor. Campos dorados de girasoles. Una cancion de Sting me viene a la boca.
Will you stay with me, will you be my love
Among the fields of barley
We'll forget the sun in his jealous sky
As we lie in the fields of gold
Y camino entre los girasoles, tournesols, ya cansados, con sus semillas gordas que inclinan la flor en reverencia, no quedan abejorros ya, el verano termina mas temprano que otros años, pero alrededor mio reinan todavia hoy los colores de la plenitud, el cielo azul, la campiña verde y dorada (y yo otra vez sin camara).
Busco en el mapa de la estacion el sitio donde estamos, que se llama Ruralies, y descubro que no muy lejos de aca hay un pueblo, a mitad de camino entre Poitiers y Angouleme, que lleva mi nombre, existe en Francia un pueblo que se llama Barro.
Tendré que volver aqui en bicicleta, hacer la ruta gastronomica que conecta Rochefort con Cognac y prolongarla hasta Barro, donde quizas qué es lo que se cosecha.
Hago mi ultima llamada telefonica antes de cruzar la frontera, mañana a esta hora pienso estaré en Madrid, con amigos, con mi idioma, con menos jardines y menos salas de cine arte, con semaforos que hacen trinar pajaritos, con mas latinos, con mas ruido, con prensa rosa, no esta mal Madrid, no esta nada mal, pero Madrid es la realidad y lo que queda atras, los unicornios y los dragones del Jardin de plantes, empiezan a parecer fantasia.
Y con los fantasioso que soy yo, me sentia tan a gusto en Paris, sin tiempo siquiera para la nostalgia. Ahora en cambio me viene toda de un golpe.
Adelante el trabajo, adelante los horarios, adelante los compromisos y el adaptarse y todo es igual pero es disntinto, porque como bien alguien lo apuntó, hay algo que falta.
Lo volveré a encontrar?
Vuelvo al bus, pero una parte de mi se queda un rato mas vagabundeando entre las flores, futuro aceite de maravillas. Silbando la misma cancion.
See the west wind move like a lover so
Upon the fields of barley
Feel her body rise when you kiss her mouth
Among the fields of gold
I never made promises lightly
And there have been some that I've broken
But I swear in the days still left
We'll walk in the fields of gold
We'll walk in the fields of gold
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