Arroz con leche
Recuerdo cuando estaba en Chile y se venían las vacaciones y la gente se preguntaba qué hacer, ¿el campo o la playa?
Yo nunca entendí bien donde estaba "el campo", ahora entiendo que esta era una pregunta muy ABC1, el campo era el campo de la familia, y la playa era la casa de la playa, en Zapallar, Cachagua o Algarrobo. Así de bipolar era el plan en verano. Y yo que soy esquizo y necesito alternativas excéntricas, me angustiaba en vacaciones buscando planes alternos, tal o cual lago, cruzar los Andes, un verano estuve a punto de irme a Juan Fernández a contar picaflores. Pero no era sencillo nada de eso.
Y ahora estoy aquí, de una semana para otra me entero que tengo 4 días libres seguidos y resulta que me voy a Portugal.
Y resulta que Portugal triunfó de un mar de alternativas que incluían Dinamarca, Marruecos, Escocia, Finlandia, o sea, a mi me ponen un vuelo barato a Ouagadougou y yo de allí soy.
Por diez euros Ryanair me lleva a Oporto, la idea es luego coger el tren a Coimbra, comer bien allá y luego dormir en Lisboa, el viernes iré a por Belem y seguiré cantando fados de Amalia Rodriguez en Alfama, Mouraria y el Bairro Alto, donde se supone que hay ligue. El sábado me pasaré el día en Sintra, visitando el Palacio Da Pena, la Quinta Do Regaleiro y tal vez baje a la playa en Cascais o Estoril. Domingo tomo el tren en la Estación de Oriente diseñada por Calatrava hasta Évora, de ahí cruzo la frontera y paro en Mérida para ver las ruinas romanas y llego a Madrid por la noche.
Entonces ya no es tanto que si me voy a aburrir viajando solo, es más bien que dudo que alguien quisiera someterse al frenesí turístico de un viaje conmigo. Y que me digan después que las vacaciones son para descansar!
Espero poder postear fotos, que no he podido hacerlo con mi viajecito a Suiza (Ginebra, Lausana, Montreux, Zermatt, Gruyères, Berna, Basilea), algunas estaban bonitas, tanto lo siento.
Me voy a Portugal acompañado por Pessoa y su Libro del Desasosiego, acompañado por Yann Martel y la Vida de Pi, Harry Potter me espera a que regrese.
Y creo que necesito ir así de blindado, sin tiempo para detenerme a pensar los motivos de mi soledad. Pienso en Portugal como el paraíso de la melancolía y por eso me tengo que andar con cuidado.