« Home | Fête de la Musique » | Estilo propio » | Acordeones » | I love Paris in the springtime » | Entrevista Laboral » | Amélie con problemas de vocabulario » | Estilo internacional » | pequeña primera victoria personal » | El peruano del TGV » | 6/6/6 »

Didjeridooing Quai Branly


Hoy si que sali a la calle temprano, la ocasion lo ameritaba. El flamante Musée Quai Branly, dedicado a las artes primitivas extraoccidentales abre hoy sus puertas al publico general.

Me bajé en la estacion de Pont d'Alma y pase junto a la antorcha que recuerda a Lady Di, el Quai Branly se encuentra ubicado junto a la Torre Eiffel, a su costado derecho si miramos al norte. Obra del arquitecto Jean Nouvel, desde lejos pasa piola, quiero decir que aunque es arquitectura ultramoderna, no agrede, sino que se repliega a la vista, mantiene un segundo plano pese a ser tal vez lo mas rupturista que ha visto Paris desde que se construyo el Centre Pompidou.

Desde fuera, mucho vidrio con informacion practica de horarios y exposiciones, el edificio se deja ver, como una especie de escritorio con cajones de colores volcado en el jardin. Jardinesca es la pared que sigue, cubierta de plantas que dan una ilusion de perdida de gravedad donde lo vertical es plano, efecto alucinante, y ya habia pajarillos anidando.

Eran las 8:00, yo habia calculado que los museos aca abren a las diez, dos horas de fila no es mucho, y me traje libros de bolsillo. Pero en la fila habian puros ancianos y yo, por reflejo muy frances de aferrarse a la juventud por todos los medios, preferi dar la vuelta a la manzana.

Sorpresa, en la rue posterior hay otra entrada, con gente elegante portando invitaciones, me acerco y pregunto: que onda?

Una señora alta de cuello eterno me explica, hay un evento a las diez, es privado, el publico general solo podra entrar al aprés-midi, o sea al mediodia.

Yo, ultimo de patudo, le digo que soy periodista y que quisiera entrar a cachar un poco. Una francesa joven me pregunta de donde soy, y le cuento que soy de Chile, periodista, les invento que me mandaron a cubrir el mundial y que pense darle un poco de espacio a la cultura y por eso vine a ver el Quai Branly, pero que tengo que volver a Colonia en la tarde asi que no me sirve esperar hasta las doce.

jeje, esta mejorando ene mi francés. Pero igual ambas me miran con cara de "lo sentimos mucho".

Asi que no me queda otra que ir, todo coqueto, donde la francesa joven, que parece estar esperando a alguien, y decirle hola, como te llamas, quieres bailar conmigo?

Se llama Geraldine, y es antropologa, es parte del equipo a cargo de la muestra de artistas aborigenes australianos, ah si, que interesante!, y ahora esta esperando a una colega para entrar a ver la ceremonia que los aborigenes tienen preparada como bendicion al Museo.
Hasta que llega la amiga y yo les digo, que tal si ustedes dicen que yo vengo con ustedes, que la invitacion se me quedo en el hotel y no puedo volver porque estoy corto de tiempo???? Juste pour essayer (solo por intentarlo).

Y me dicen que bueno, tal vez porque es la manera mas rapida de dejarme callado y poder conversar entre ellas.

La suerte quiere en todo caso que llegue otro estudiante de antropologia amigo de las francesas que se lamenta porque le sobra una entrada. Eso se llama cueva. Total que al final entro de la manera mas legal. Arrojando mis ojos como granadas sin gatillo que explotan en todas partes.

Es rico ser prensa, se me olvida siempre. Que te abren puertas, que te regalan libros, que te tienen asiento reservado. Yo no recuerdo haber visto antes aborigenes australianos, lo mas parecido a un hobbit que hay. En todo caso nos recibe un ballet multiétnico, con la piel cubierta de ceniza, que bailan como gorilas y hacen sonar ese tubo enorme que hace un sonido de bajo y que se llama Didjeridoo.

Al principio tras cada danza nadie aplaude porque no sabemos si es lo apropiado. Estan quemando hojas de eucalipto y entre eso, los gordos tiznados y el marco del edificio de Nouvel, todos nos hemos contagiado de solemnidad. Sospecho que estan contando la historia de su raza, hablan de un viaje, de la agricultura, de la tierra, hasta que por fin una negra saca microfono y se pone a cantar en ingles con palabras que se entienden y gran ronda de aplausos al final.

Voy entendiendo, Australia es lo mas lejos de Francia. Y con los australianos no hay complejo alguno de pasado colonialista. Por eso les encargaron a los aborigenes pintar las paredes. Hora de discursos, escucho la palabra "aboriginality", y un "desormais, cette maison est leur maison", dirigido a todos los pueblos del mundo. Llaman a un aborigen a que hable.

Van dos, uno descalzo y con un sweater enorme que ya se lo quisiera Evo Morales, mas un cintillo amarillo de tela en la cabeza. El otro con zapatillas, traje y polera de Ghana. Los dos con barbas blancas de ermitaño brujo. No se en que idioma hablan, no se si es el peor acento que he oido en mi vida, si esto fuera Chile ya alguien habria echado una talla, pero los franceses son muy resptuosos de las culturas ajenas.

Al cabo termino por enterarme que aca estan presentes los artistas, bastante embobados por venir a Paris. Una dice "Francia es una ciudad muy importante, te amo Francia, mi corazon....se sale... cultura muy poderosa aqui" Los franceses aplauden como posesos.

El baile de despedida es eterno, parece que se trata de esperar a que algo se produzca en el ambiente, a que la despedida se haga carne o algo asi, hasta que finalmente los didgeridoos se callan y termina la cosa con un baile remix tecno en que los aborigenes sacan a bailar a las señoras elegantes y todos se sacuden y yo nuevamente lamento no tener una camara conmigo.

Por fin puedo entrar al museo, son las diez ya y afuera la cola se ha hecho grande y bajado su edad promedio. El ingreso al museo se hace siguiendo un pasillo blanco ascendente y lleno de curvas. Con frases luminosas proyectadas en las paredes, esto es museografia de ultima generacion, una frase se me graba en la cabeza:

"Il est souvent dit en Asie....(Ok, ok, ok, la escribiré en castellano)

" A menudo se dice en Asia, que el milagro no esta en caminar sobre el agua, sino en caminar sobre la tierra"

Bonita frase, la pieza que nos da la bienvenida es de la cultura Dogon de Mali, un sacerdote hermafrodita tallado en madera.

Las piezas son impresionantes, pero tambien la manera en que estan presentadas, en salones oscuros como laberintos, con salas auditivas, paredes con pantallas informativas digitales, salas estrechas que guardan tesoros. Salta uno de fetiches del Congo al Vudu de Haiti y Mascaras de Papua Nueva Guinea, Totems de Columbia Britanica, pieles de bufalo ilustradas, cuernos de elefante tallados por los yoruba, incluso hay una sala dedicada al cristianismo etiope del primer milenio que se siente tan ajena como todo el resto de la coleccion.

Ademas de las piezas entre arqueologicas y artisticas que ya antes estaban en el Musée de l'Homme, el edificio permite exhibiciones alternativas muy bien integradas con el recorrido medio caotico de la coleccion general, como una exhibicion sobre la idea del cuerpo, y como en Occidente tras la muerte de Dios se ha internalizado el concepto de perfeccion divina llevandonos a un fascismo corporal que los aborigenes australianos seguro no entienden. Otra novedad del edificio es que exhibe sus bodegas, es posible ver todas las piezas no exhibidas en una penumbra muy sugestiva que rodea el recorrido.

Pucha, nada que hacerle, otro museo increible a una ciudad que los tiene de sobra. Un museo asi deberia estar en Ciudad del Cabo, o Sydney, o Sao Paulo, pero esta aqui y que se le va a ser, la tienda de regalos era desde ya un hit, con todas las señoras luciendo pañuelos laosianos a la salida.

Y yo miro el suelo, porque hay incrustadas en el capsulas como de ambar con mariposas y larvas. Y miro el jardin, sembrado de tubos fosforecentes cristalinos, y miro las rejas, que imitan a juncos en un pantano.

Mas rato si quieren les hago las criticas insidiosas al museo, como buen periodista amargado. Pero ahora me siento un poco aborigen, miro la Torre Eiffel y me dan ganas de treparla como un koala, imagino que el metro es un didgeridoo gigante hasta que de repente un boomerang me golpea en la nuca y pierdo el sentido.

y el trabajo cuando? los franceses tampoco entienden tu inteligencia?

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