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Las horas muertas

Perdi el papel que me entregó Manu, sí, lo perdí. Y la profecía de Radu se cumplió, las rebajas altisonantes se han terminado y lo que queda ahora parece filmado en cámara lenta en comparación.

Lo peor es durante la hora de siesta, que en Eugenio Risopatrón se trabajan. Cuando la gente del turno partido se va a sus casas a descansar del uniforme negro, yo me quedo a cargo de la sección. Es entre las 14:00 y las 17:00. Cuando el tiempo transcurre con cuentagotas.

Puede ser que se deba a que soy recién llegado, pero la música ambiente me corta los pensamientos. Tenemos una selección variada de temas musicales que rotan en todas las tiendas y que en teoría deben poner a los clientes en ánimo de gasto, aunque ya ha habido un par de señoras que me han pedido por favor que le baje el volumen, yo no puedo hacer nada al respecto, son disposiciones de mas arriba. Atendiendo el reclamo se baja un poco la musica, pero no bien la señora se va, pues vuelta a seguirnos machacando con el loop que desquicia.

Todavia encuentro pequeñas tareas que hacer durante las horas muertas. Reviso que cada producto lleve su etiqueta, y si no la tiene, le hago una nueva, para lo cual hay que revisar los libros de precios y códigos de barras, los libros de descuentos, colocar ambas pegatinas en la etiqueta prepicada y colgarla con uno de estos cinturoncitos de plastico fastidiosos que sólo se pueden ocupar una vez.

luego me entretengo haciendo urbanismo, ordeno los tarros de pelotas de tenis en forma de viñedos, y con unas maletas que parecen androides organizo una parada militar. Son esculturas de vida muy leve, pues pronto llega un cliente de aquellos, que nunca se deciden y quieren que uno les muestre todo, y hasta ahi llega la organizacion estética, pero al menos se pasa el rato.

Y las camaritas amigas, que nos vigilan, al menos ven que estoy trabajando y que no me he ido a la bodega a fumar o que estoy durmiendo de pie como ave de patas largas. Intentando en sueños memorizar precios, modelos y tallas.

Hay clientes y clientes, algunos que son devotos y vienen tres veces por semana a ver qué hay de nuevo. Algunos que solo entran porque han oido de las rebajas y luego se espantan al ver el resto de los precios. Algunos que lo quieren todo junto: buen precio, buenos materiales, estabilidad, ligereza, look clásico y puerto USB. Y luego se retiran indignados si no encuentran lo que buscan, hay clientes muy ilusos. Aunque también puede ser una pose, hay clientes muy poseros, que te hacen cortar un abanico de etiquetas y luego pasan por caja, las abandonan ahí, se van sin comprar nada y dejándote con el cacho.

Y están los que se nota que no tienen muchos amigos con quien hablar, y que al notarme simpatico y parlanchin me conversan de todo y no terminan nunca de decidirse. Me hablan de Chile, que es un pais muy bonito, que en Madrid hay muchos estudiantes chilenos, pero pocos inmigrantes, que Chile no es Ecuador, no confundir.

A mi me gusta distinguir a los clientes que "entienden", digo, a las parejas gays. Que es muy fácil, y no me refiero a aquellos señores mayores que visten una combinación de malva con pañuelo rosado al cuello. Tampoco me refiero a aquel que dice con pluma buscar una cartera para su chica y luego de probarse varias (para ver su peso) se va sin decidirse.

Me refiero a esas parejas que vienen a paso decidido, sean hombres o mujeres, se les nota un buen ritmo al caminar, pero lo que les delata siempre no es exterior, no es físico. Se hace evidente cuando una chica guapa rubia le dice a la otra, bronceada de ojos verdes: "Te gusta aquella, te la compro, coge la que más te plazca", y luego la morena coge el producto y mira a la rubia con coqueta incredulidad. Ahí hay tomate, las chicas gays se lo llevan obsequiándose cosas caras entre sí. Al menos las pijas (cuicas), que las otras no vienen a esta tienda.

Y los hombres gays, lo mismo. Los clientes mas fastidiosos suelen ser los hombres casados que despues de haber visto todo lo que hay aún necesitan llamar a la mujer para preguntarle qué opina y la mujer, que no dará crádito alguno a las descripciones del marido, le dirá que no compre nada, que ya irán otro día los dos juntos o ella sola. Los hombres heterosexuales con pareja no se deciden nunca, y es gracioso entonces ver a las parejas gays pijas, gays de esos que nadie imagina, pero que van y compran enseguida, sin preguntar el precio, usualmente decidiendo por el color y el material. Deciden rápido creo porque les parece demasiado femenino perder tiempo en cotizar. El detalle es que ir de compras es de por si ya femenino, y comprarle sin miramientos una maleta a otro hombre, joven, bien vestido, de ojos claros, que lo acompaña a distancia leve...

Asi me entretengo en las horas muertas, jugando a leer las personalidades ocultas de los clientes. Hasta que cambia la canción que suena por los parlantes y se me formatea el disco duro, debo empezar de nuevo con los cálculos de porcentajes e ir a buscar la calculadora.

El futuro, el futuro, la meta. Es lo que más cuesta pensar, y lo que más intento pensar. De momento me quedo aquí para ordenarme y ahorrar fondos. Pero después? qué hacer después? Hay una vendedora, Angela, que tiene 17 años y le quedan solo dos semanas antes de volver a segundo año de Bachillerato. Y yo que tengo 28, que ya hice bachillerato y periodismo. Pero mejor no pensar en ciertas cosas . A veces la música narcotica se agradece.

No hay sentido, hay sentido. Sirvo para proletario yo? Lo cierto es que cada vez que vendo algo me alegro, con cada mercancia que deja mis manos, siento que me compran un poquito más a mi. Con cada producto que vendo, mi precio sube y los clientes, que se despiden cordiales, son el fuelle de mi autoestima comercial.

como que perdiste el papel ,es que no lo puedo creer.....
es cierto esó de los clientes, los peores son la parejas hetero y la mujeres casadas.....y los hombres hetero que no se saben vestir y no tienen idea de nada......
Manuel,Santiago de Chile,animo y que te vaya muy bien en Madrid...

supongo que as camionas no aparecen mucho por allá entonces, nada de look, nada de moda y nada de fashion para ellas

Barro cuéntalo todo, como están los salarios, los precios de los pisos, los gastos de mantención y locomoción y sobre lo que supongo, que a vida de los que no tienen pasaporte europeo es más difícil e inestable

un abrazo, me sorprendió este post, no sé si me perdí uno más viejo, pero no pensé que ibas a quedare por allá a laborar

que todo te salga fabuloso

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