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Ser un romántico viajero...



Me fastidiaron el último findesemana libre del año y me quedé sin la escapadita a San Sebastián y Pamplona que tenía planeada. Radu se tomó sus vacaciones y quedé yo sólo a cargo de maletas, el trabajo ahora es sin clemencia.

Pero bueno, casi que lo prefiero así, estar siempre activo, sin tiempo para aguantar a nadie que me diga ¿estás muy aburrido?, pues vete a fregar vitrinas, cenicienta.

Además tengo nuevo horario, el partido, de diez a dos y luego de cinco a nueve.

Para celebrar mi nuevo esquema de mediodias libres, y para recordarme a mi mismo que no soy un "simple vendedor de maletas" sino un ser con potencia de ser algo más, me fui al Palacio Real.

Los dias miércoles la entrada es gratis para nosotros (ejem) los miembros de la Comunidad Europea, muestro mi pasaporte italiano y ya estoy dentro, me he ahorrado 9 euros y me siento de maravilla.

A qué tanto palacio? se pregunta uno al contemplar el enésimo salón de porcelana, el trigésima cuarta gobelino, la quincuagésima cenefa bordada con motivos florales en oro y damasco. Pues no lo sé, la manía de caminar por grandes salones, donde no siempre fue tan fácil acceder. Los espíritus de los monarcas, el gusto de leer entre líneas según su selección de leyendas griegas. (Aqui, una serie de nueve tapices en el gran comedor ilustran la historia de Pomona y Vetumno, que escapa mi cultura de Braulio Arenas). Pero vamos, es gratis, y es rico cada vez que el pasaporte me sirve para algo. El palacio real de Madrid tiene de especial que todavía está en uso, y la sala del trono tiene tallados en el respaldo de sus reales sillas el perfil de Juan Carlos y Sofía, reyes reinantes de realidad. Es entretenido, al ser este un palacio moderno, hay acá un salón de cine, donde Alfonso XII veía pelis en blanco y negro; un salon de musica con una colección de Stradivarius y un salón de fumar, donde aunque no haya carteles que lo prohiban, se sobreentiende. Lo mejor de todo lejos, es en el gran salón de eventos, donde entre cuatro pinturas de trompe l'oeil, que muestran las riquezas del imperio español es posible ver, junto a Mexico, Perú y las Filipinas, a nuestro querido Chile, si, representado por una mujer lánguida que mira el suelo sentada en una veranda. Mira el suelo como si supiera que de ahí vendrán las riquezas que ameritan su presencia en este salón. Igual es raro que no haya ni Argentina, ni Cuba, ni Venezuela. En fin.

Que no está mal el palacio real, con sus techos pintados al fresco por Tiépolo y Corrado Giaquinto, y sus salones adornados con retratos de la realeza dieciochesca pintados por Goya.

Poli, tu siempre quisiste venir acá. Y lo pensé, pensé en escribir que este era un palacio como cualquier otro, pero creo que es mejor dejarte con la ganas de venir a verlo, para que un día claro, vengas tú con Agus y lo vean, vean las armaduras del infante Felipe IV, y la espada de Boabdil, y el guardarropa entero de Carlos V en la armería real.

Se viene curro, mucho curro. Y mis jefas que saben lo que se viene, me miran con mas simpatía ahora que soy el unico hombre en ventas, y en scar la basura, y acarrear metacrilatos, y limpiar con glassex, y poner precios, y recibir el albarán, y desmontar cajas, y encajar lo que nos mandan, y sonreir todo el tiempo a quien sea que entre y desearle buenos días.

Sea, que este invierno se trabaja como negro y se desprecia la navidad consumista que nos obliga a trabajar horas extras, igual que el Grinch desprecia la navidad.

De la basura rescato un afiche añejo, muy antiguo, quizás de cuando. Un botones negro de sonrisa pepsodent arrastra una maleta baúl roja. Se indica la fecha en que la empresa se fundó, Madrid 1941. En plena Segunda Guerra Mundial y primeros años del Franquismo. Es un afiche que da escalofríos, y yo lo voy a poner en la pared de mi habitación.

Porque de momento soy ese moreno con las manos enguantadas de blanco y el culo esteatopigo, acarreando la riqueza de otros, y pensando quizás ya en las futuras melodías del Rock and Roll.

se aserca la navidad y con ella gastos y mas gastos , tambien nostalgia por no ir a chile este año.

en fin ... me gusto tu blog .
saludos

buenas tardes
y pensar que el palacio sólo tiene la 4 parte de la extensión real de los planos,pero era tan enorme que Felipe V se asusto y quedo del tamaño que vemos hoy......
bueno Navidad siempre es mucho trabajo y quedas tan cansado que solo quieres una cama donde dormir y no saber nada
Manuel santiago de Chile

Se agradece, se agradece... espero que esa visita sea antes de lo esperado, mira que lo más cerca que he estado en es los Jardines de Sabatini y en la entrada del Palacio gruñendo por no ser comunitaria. Espérate no más a que Agus tenga la nacionalidad y se vengue en nombre de las dos!!
xxx

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