En un arranque de falta de memoria histórica que haría enfurecer a mi profesora jefe del colegio, le pregunto a Radu si el ex dictador de su país sigue vivo.

- Puf, pero anda macho que tú no te enteras?

No, lo cierto es que ultimamente no me entero, y si no fuese por la gentil Wikipedia tal vez seguiria sin saber que Nicolae Ceausescu, dictador comunista de Rumania, fue ejecutado junto a su mujer Elena, tras una espectacular fuga en helicoptero con episodios grotescos (sic) en los que el matrimonio abandonó a sus guardias a merced de la turba furiosa, se refugiaron en una escuela,etc.. Aunque nada tan grotesco como su muerte, cantando el dictador en el patíbulo el himno de la Internacional mientras su mujer gritaba a todos los presentes "Vayanse al infierno".

Yo igual pensaba que habia sido peor, que les habia tocado la suerte de Mussolini. Al lado de estos dos, claramente Pinochet se murió como un santo.

El domingo 10 yo estaba en Paris, y con esto de la diferencia de horas no sé precisamente qué estaba haciendo en el momento justo de la muerte de Pin8, lo que sí sé es que la mayoría de las cosas que estuve haciendo no le habrían gustado.

Como ir al concierto de Indochine en el Palais Multisports de Bercy, al caballero no le gustaban los melenudos, y las letras ambiguas del grupo no le hubiesen terminado tampoco por convencer.

O bajar a las catacumbas de Paris, aqui tal vez me equivoque, esto de suponer que los asesinos tienen una brizna de sentido de culpa es un poco de ingenuidad de mi parte. Pero lo de internarse por pasillos oscuros con paredes formadas por cráneos y peronés y tibias frias, tétricas, de franceses muertos del año de la pera, franceses revolucionarios de esos que preferían emitir sus juicios con una hoja bien afilada de metal. A los 91 los huesos ya no están como para pasar indiferentes a la vista de tanto otros huesos.

A Pinochet tal vez le habria gustado la crêpe bretona de salmón que comí el viernes, o el maxi desayuno integral en Le Pain Quotidien de la rue Montorgueil el dia sabado, o la Raclette saboyana de Raspail, o incluso la pizza de queso de cabra y las morues créole.

Pero no tanto como a mí.

Paris me recibió con un tiempo espantoso, temporal de viento y lluvia, además que mi telefono no tenia roaming asi que me quedé en seguida sin dinero y para peor, sin bateria. Fui a la biblioteca y resultaba que Internet estaba caido, asi que tuve que caminarme toda la avenue du Maine con el viento que amenazaba tirarme motos encima hasta llegar al cyber arena de la rue d'Odessa. El primer dia fue un asco, o al menos la mañana lo fue.

Luego la cosa mejoró bastante, ya no estaba solo, je je, otra cosa que al Tata no le habria gustado, mi ex ya no es más mi ex, o sea, un ex-ex que lleva a un triple x, y de ahi ya juntos a disfrutar de Paris post tormenta, a visitar en el Museo Guimet una muestra de los tesoros del museo de Kabul, Afganistán parece aqui un paraíso del romance, con montones de corazoncitos de oro y corazones presentes en todos lados, cupidos montados en delfines. El Afganistán alejandrino, de las bodas de Alejandro y Roxana, con Hefaistón ahí cerca.

(Reflexion poco elaborada: Desde cuando se utiliza la forma icónica del "corazon" para representar el amor?, ahora es universal y se entiende en todas partes, pero a quien se la debemos?, quien inventó que un tick es positivo y una cruz es negación?)
(Y luego, que bonito es ver después del espectaculo espeluznante de las calaveras, como una gente que murió mucho antes en el tiempo, sigue viva a través no de sus restos, sino de sus creaciones, sus tributos a Eros y no a Marte. Y que ironía que esta profusión amorosa se descubra en Afganistán y se haya salvado por milagro)

Más arqueología en el Grand Palais, los resultados de las excavaciones submarinas en la costa de Alejandria. Y luego también vamos a ver la muestra de Yves Klein en el Pompidou. Todo gratis gracias a mi carnet de Prensa. Qué artistas le gustaban al General?, dudo que este, que rehusaba el determinismo de la linea y la forma y preferia pintar solo con colores, que una de sus telas la pintó el viento, al ponerla en el techo de su vehículo con pintura fresca haciendo el trayecto Paris-Nice. Que ocupaba a modelos desnudas como pinceles.

Fuimos asimismo a la tienda de Louis Vuitton en los Campos Eliseos, yo curioso de ver lo que mi empresa intenta imitar en Madrid, sobra decir que nos falta un buen poco. Nos falta por ejemplo un ascensorista de ojos azules que nos lleva al ultimo piso donde se exhiben modelos clasicos de la marca intervenidos por artistas contemporaneos tipo Zaha Hadid. Esto le habria encantado a doña Lucia, que estando de cumpleaños habria pedido varias carteras. En fin, que mejor dejo a los Pinochet tranquilos, y me quedo con la vista espléndida desde la azotea de LVMH, con los arboles de los campos eliseos adornados de luces amarillas, con el beso que le doy a mi (once again) novio aqui, y en el Bois de Vincennes y en donde sea posible. En su piso, frente al arbol de navidad que hemos armado para celebrar la fiesta de manera anticipada. Porque sí, definitivamente, there's a reason to be jolly.

falabalala lala lala

Y claro, ahora recuerdo, a la hora de su muerte estabamos en Truffaut, una floristeria gigante en el Quai de la Gare, donde se filmaron muchas escenas de Amelie. Estaba precisamente comprando una minimaceta donde cultivar unos tréboles de cuatro hojas, símbolo de suerte, y buena fortuna, que son mis deseos de navidad para todos ustedes.

Y otra cosa, hoy me entero que ayer cuando volvia de trabajar hubo fiesta chilena en la Puerta del Sol, Yeray, cuyo compañero de piso pololea con una chilena, me dice que llegaron estos dos de madrugada cantando canciones de Victor Jara. "Asi que no tuve que ir yo a la fiesta, la fiesta vino a mi", me dice tras las felicitaciones del caso.

Posted by Barro on Tuesday, December 12, 2006 at 11:53 PM | Permalink