« Home | Despedida o lanzamiento? » | Christina » | ladrón que roba a ladrón » | Señorito interesante » | por no perder la cabeza... » | La de toda la vida » | La mejor defensa es el ataque » | Sal en invierno » | Extra Teresiano! » | El castillo interior »

Ah, la de un bipolar es la vida mejor!

Estuve a punto de poner por título de este post "Stupid happy", citando a Blur en "it could be you", muy noventero, y es que nada, que estoy estupidamente extasiado, no paro de oir el cover de "Lithium" que hicieron los Ployphonic Spree y que logran a su manera iluminar unas lyrics escritas con angustia y hacer que suenen a Pizzicato five sin realmente faltarles el respeto. Mis noventas fueron la década de la ironia agridulce, de The Cardigans haciendo versiones de Black Sabbath, the los Smashing Pumpkins (que vuelven y se presentan en el Primavera Sound!), he estado escuchando "Galapogos" y "Muzzle" y leyendo Astroboy. Fui a una ExpoManga en la Casa de Campo y por cada entrada te daban gratis un Astroboy, por lo cual me dediqué a inspeccionar el suelo y casi que ahora tengo la colección completa. Amo a Osamu Tezuka, de quien también he cogido "Adolf".

Y doy gracias, en serio, por haber salido de un trabajo en el que no aprendí nada en seis meses. No soy un mayor conocedor de maletas ahora, no sé gran cosa de cuales materiales son más resistentes o impermeables, porque mi misión era decir que todas lo eran. Calculo más rápido los porcentajes que antes, y he perdido toda inhibición a la hora de abordar a la gente, también he entrenado mi memoria, en un loop de canciones puedo predecir cual es la siguiente segundos antes que termine la anterior, tras solo escuchar el disco una semana, pero ese sí que es un talento de dudosa utilidad práctica.

Igual, he vuelto a ser libre y disponer de mi tiempo. De momento disfruto de las dos semanas de vacaciones que no me alcancé a tomar mientras trabajé. Y vaya, la cantidad de sonidos que se escapan a nuestra percepción cubiertos por el ruidoso acople de la rutina es pasmante. Poco a poco me voy dando cuenta que sí, que la seguridad del sueldo fijo me estaba “bachiaburguesando”, como diría mi amiga Vero, y que esta vuelta de tuerca puede estar girando en el sentido más apropiado para mis intereses.

Ahora que ya no vivo inmerso en un calendario de libranzas, los días estoy obligado a pintarlos yo, y no es cosa ya de los martes de rojo, los viernes de azul, de diez a dos y de cinco a nueve, ahora es el art brut colorista.

Voy a una exposición en el Instituto Cervantes sobre los corresponsales extranjeros de la guerra civil española, gente como George Orwell, Antoine de Saint Exupéry, Ilya Ehrenburg, Marta Gellhorn, Hemingway, Harold Philby. Me remueve recordar que mi carrera bebe de fuentes de tanto prestigio. Que se puede ser periodista sin estar avergonzado de ello. Y es que uno igual se olvida.

Tanto tiempo en Santiago revisando las hojas de empleo sin encontrar nunca una oferta interesante, porque los mejores cargos seguro que se acomodan entre amigos. Llevo desde entonces sintiendo que el periodismo es como el herpes, y que me debo avergonzar de mi elección irresponsable de carrera, que el periodismo es elitista, un refugio-cooperativa de egos tóxicos, que todo el mundo debiera poder expresarse libremente y que no tiene por qué ser necesario un título para eso.

Y ahora resulta que ingreso a un sitio web de empleo y me encuentro que maravilla!, si existen ofertas para periodistas, y algunas son condenadamente atractivas. Llego y postulo sin mayor estrategia a un cargo de coordinador de prensa para diversos festivales de música y cine. Me río para adentro, el solo hecho que un cargo así existe me da cosquillas en la guata. Y así veo hay otros cargos, y de repente se me ocurre que tal vez si sirvo yo para algo más que vender maletas, que mi autoestima profesional tan ínfima podría remontar un poco, estaría bueno ya. Y me enorgullezco de saber inglés y francés, y anoto contento que mi disponibilidad es abierta, que no tengo problemas para viajar, que incluso tengo permiso de conducir. Que soy un huevón privilegiado, coño, y que me he pasado seis meses de dependiente porque…porque.. y no logro explicarme mi conformismo, más allá de que la rutina es un arrullo sicofante, que embota la conciencia de uno mismo, que aletarga la ambición y el talento y la espontaneidad y...

y nada, me callo, escucho "Ghost ship in a storm", del Another Late night de Zero7. Canciones viejas para una noche con eclipse total de luna, y la gente no entra a los locales de la calle Pelayo (wink) y todos hacen botellón afuera y el barrio está muy divertido y dan ganas de comprarse más lunas como esta en el Ikea y colgarlas en el patio. No, verdad que aquí nadie tiene patio, colgarlas entonces en la azotea, que es pública, y donde se está mejor.

Si, esa luna eclipsada fue bien extraña, buena e imprevista.
Ya era más de las 19:00 y se supone que el Sol, la tierra y la luna comenzaban a situarse en linea recta en el espacio sideral, lentamente, con ese movimiento inevitable de las grandes cosas.
Creo que a estas alturas 2007, ya he dejado mucha de la ansiedad que me provocaban estos cruces y a esa hora salía con calma de depto. yendo a una pega/agrado sin importarme que cresta estaba haciendo o dónde me pillara el magno acontecimiento...

//////////IIIíííiii (frenazo) y sigue en otro lado...
Disculpa por la intromision en tus comments pero después de leer tu bi-polar post(respecto al -también ambivalente- anterior), me largué a escribir aqui, lo que me inspiró para seguir in-extenso y bueno... seguir sería mucho.

Asi que Gracias por tus lineas.

Post a Comment