Tic Tac
La he encontrado, he dado con la clave. Tras probar las diversas combinaciones con rigor de científico, son tres ruedas de diez dígitos, 10 x 10 x 10.
El número que abría el candado era el 776.
Supongo que ahora tendré que buscarme otra entretención. Otro candado, tal vez.
Y sin embargo sí hay novedades en el trabajo, han contratado a un portero, italiano de Trieste, que se lo pasa cantando y saludando a los clientes que entran a la tienda como si fuese un mayordomo, con inclinación de espalda y todo, es muy gracioso. Le he dicho que se parece un poco a mi abuelo, y le pregunto como se dicen algunas frases en italiano, frases como:
- Non c'è nessuno al negozio (no hay nadie en la tienda)
Pero como todavía quedan ofertas, o porque afuera hace mucho calor y adentro está fresco, o quizás porque habrá a quien le gusten los ritmos hindúes dance con que nos lavan el cerebro, la tienda sigue vendiendo y bien. Y yo empiezo a creerme el cuento de que soy un vendedor excelente.
Calculo los porcentajes de descuento con celeridad, si un producto está con un 30% menos, multiplico el 10% de su precio original por 7 y me da el precio nuevo. Una clienta le dijo a su amiga, "seguro se los sabe de memoria", pero no, me fastidia aprenderme los precios de memoria, prefiero calcular.
Y bailo, que si nos ponen musiquillas dance hindúes no es para que nos quedemos quietos, y cuando no hay nadie cerca improviso coreografías de Bollywood para las cámaras. Si yo me aburro paseando por los pasillos cuando no hay nadie, y se aburre el portero saludando a las hojas secas que entran con el viento que arrojan los autos al pasar por la calle, más se aburrirán los encargados de seguridad que deben estar ahí todo el día los ojos divididos entre docenas de monitores. Ganarás el pan a costa de tu aburrimiento, debiese haber advertido el génesis, pero en esos tiempos quien habría pensado en la invención del aire acondicionado.
Llevo apenas diez días trabajados, cómo será para aquellos que llevan tres años? Me dicen que a los nuevos siempre se les encarga la venta, pues tienen un entusiasmo que los clientes confunden por confianza en la mercancía. Me dicen que ahora que termina el verano empezaré a ver llegar las maletas rotas, los clientes defraudados, y que ya no me sentiré como ahora, que les estoy haciendo un favor al venderles.
Juego con la calculadora, retiro con la uña los restos de etiqueta de las ofertas pasadas, repongo las etiquetas cortadas en el descuido de los clientes indecisos, me encargo que los cierres de las cremalleras coincidan en el centro, juego con las ruedas, saco las maletas a pasear, reviento burbujas de plástico en la bodega, saco la basura, ordeno los productos por colores, por tammaños, pongo el rojo junto al gris y el negro junto al blanco, ordeno las pelotas de golf y los tees de modo que parece un animita, y los palos de golf como si fuecen zancos. Doy vueltas, voy al baño, bebo agua, dejo el vaso sobre el secador de manos, que nadie ocupa porque mete mucho ruido; abro cajas de colores y pregunto su utilidad, hay una que permite que los relojes que funcionan con el pulso no se detengan cuando se les quita de la muñeca, hay una chiquita para los lentes de contacto, hay otra para prismáticos de ópera, todo muy caro, aunque baratos en comparación con los artículos de piel de cocodrilo que se ven en la entrada. Hay unos paños deformables que se supone son para que la gente se vacíe los bolsillos al entrar a la casa, no entiendo quien querría hacer eso, yo los deformo y hago con ellos nenúfares o pañales de bebé. Hay zapatos, y botas, y carteras que se encienden cuando uno las abre, pero todo esto es responsabilidad de las chicas, que se aburren tanto como uno tal vez, que siempre parecen fastidiadas, que reciben mal los encargos de la jefa, que tiene una canción favorita en el CD que suena todo el tiempo, es una versión mula de "With or without you" de U2, pero no tan mula como la versión censurada de "Sexual healing" de Marvin Gaye que también rota, y que nunca dice "sexual healing". Un día intenté contar e identificar las canciones, pero me perdí antes de llegar a las treinta. Dicen que cada mes nos envían un CD nuevo con temas nuevos, pero aún así, un mes de escuchar el mismo disco 8 horas cada día, es demasiado tiempo.
El tiempo pasa así, todavía disfruto cuando vendo porque entonces los minutos parece que pasan más rápido. Luego está el truco de tomarse la media hora de descanso lo más tarde posible, así al volver de ella queda poco, apenas unas tres horas y media. Y después cuando ya quedan los últimos minutos nos reunimos todos cerca de la puerta, como cuervos negros, intentando transmitir el mensaje que nadie más entre, pues la caja se está cerrando, hasta que por fin se cierran las puertas, se apagan las luces y nos podemos ir a casa.
Los días se hacen cortos, y si me despierto tarde es peor. Cada día intento ver una película nueva. He visto "Vacas", "Entre tinieblas", "Qué he hecho yo para merecer esto?", "Reinas" y "The family stone". Tengo prestada esta semana "El espíritu de la colmena" que se supone debería impresionarme. La veré una de estas mañanas mientras Madrid duerme, pero no en la mañana de mañana, pues tengo día libre y pienso ir a Aranjuez.
No hallo la hora de que pase el tiempo.